Nunca ha sido tan fácil emprender

Año 2010. Se te ocurre emprender y lanzar tu startup. Digamos que has identificado un nicho, algo que te gusta o una oportunidad que te parece evidente, y decides lanzar una plataforma de comercio electrónico o e-commerce para vender esos productos que tanto te gustan a una comunidad de aficionados como tú. Si tienes más de 20 años de edad, es muy probable que no solo entiendas de lo que te voy a hablar, sino que incluso te sentirás identificado.

De la idea al lanzamiento: el viaje del emprendedor digital (en 2010)

¿Pór donde empiezas? Vayamos por partes (como dijo Jack el Destripador). No tienes ni idea de cómo armar una página web, y menos aún cómo una e-commerce, por lo que necesitarás ayuda. Procedes entonces a contratar a un diseñador gráfico (¿no vas a querer vender sin tener tu propio logo y tu propia marca?), un programador para armar la web, y ahí es cuando te das cuenta de que necesitas un equipo técnico de verdad y un montón de cositas tecnológicas que ni siquiera sabías que existían tipo servidores dedicados (es 2010 - todavía no habías escuchado de Amazon Web Service y Microsoft Azure ni había salido) y centros de datos. Lo que sí te imaginabas es que tenías que conseguir el producto, que a menos que no lo puedas producir tu, lo tendrás que comprar y almacenar en algún lugar para que esté listo para el envió en cuanto un cliente le de al botón ‘comprar’. Ah, y hablemos de eso: ¿Qué pasa cuando un cliente finaliza la compra? Vete tú a buscar el producto, prepáralo para el envío, y encárgate de que llegue a su destino sano y salvo. Y reza para que el cliente no tenga quejas, porque sino tendrás que gastarte más tiempo (y dinero…) en solucionar el problema.

Yo calculo que en Estados Unidos, todo ese gran esfuerzo, compras y contrataciones, te puede llegar a costar tranquilamente unos $250,000 el primer año. Nada más para arrancar con tu e-commerce. Obvio, depende de mil otros factores incluyendo el tipo (y costo) de producto que quieres vender y el alcance de las operaciones, sin embargo mi punto es otro: la inversión mínima nada más para arrancar con una inocente plataforma de comercio electrónico era una barrera abismal para la mayoría de nosotros. No debería de sorprender entonces que en aquella época no se veían tantas e-commerce, y las que lo hicieron medianamente bien pudieron sobresalir y expandirse con relativa facilidad.

Evolución tecnológica y reducción de barreras

Regresando a este año, ¿te has parado a pensar cuánto costaría lanzar tu propio negocio en línea?

  • Página web: miras un par de tutoriales online y la creas tu solito en plataformas de e-commerce como Win, Shopify, o Squarespace que son gratis o casi gratis. Sin decir que los profesionales ya no aportan valor, sí es posible armar tu sitio web por tu cuenta. Y si no tienes tiempo y/o talento para estas cosas, ya hay inteligencia artificial hasta para eso.

  • Servidores y equipos técnicos: ya uno no se tiene ni que preocupar, esas plataformas de e-commerce ya se encargan de que tu tienda en línea esté enchufada al internet y funcione.

  • ¿Gestión de inventario? ¿Almacenamiento? Hoy en día hay opciones como la de drop shipping por las que no solo no hay que comprar inventario - no lo tienes ni que ver: cuando el cliente de tu e-commerce compre algo, hay servicios o plataformas que se encargan de que el producto viaje directamente a la casa del cliente. Un ejemplo que siempre me ha llamado la atención es el de Printify, pero hay muchos - nada más googlea ‘drop shipping’.

  • Procesamiento de pagos, cobros, devoluciones, etc.: también ya está todo resuelto ‘as a service’, es decir, a través de plataformas que te cobran solo si y cuando las usas (normalmente aplicando una retención o una comisión sobre la venta), y tu no te tienes que responsabilizar de - por ejemplo - gestionar la información de la tarjeta de crédito de tus clientes.

A dónde quiero llegar con esto es que, quizás hipersimplificando este tema para llegar al punto, es que la inversión necesaria para empezar un negocio en línea hoy en día es cero. Con una computadora conectada a internet y ganas de aprender, puedes estar vendiendo online en cuestión sino de horas, de unos pocos días.

Se acabaron las excusas

Ok, he escogido un ejemplo bastante específico y hay otros negocios que no son tan inmediatos, pero ya me entienden. En unos pocos años, los avances - mayormente tecnológicos - han reducido exponencialmente las barreras a la hora de emprender.

Es que para emprender hay que estudiar un montón de cosas…

Te reto a que encuentres algo que realmente necesites aprender y que consigas en internet ahora mismo. No será perfecto y puede que tengas que gastar un buen tiempo filtrando contenido y fuentes, sin embargo no me puedes cuestionar que el acceso a la información se ha democratizado de forma exponencial en estos años. Democratizado en el sentido de que hay cada vez más información disponible, y - más importante aún - para mucha más gente. Y fíjate que cuanto más novedoso un concepto, más democrático. Por ejemplo, si quieres aprender sobre blockchain, por decir algo que está explotando ahora, te aseguro que hay más contenido y de mayor relevancia en los foros y en los grupos online - que es donde realmente se está generando el conocimiento - que en los libros de las bibliotecas. Por ende, una persona en un pueblo remoto de Africa que tenga “algo” que le permita navegar la web va a tener acceso prácticamente a la misma información que un ingeniero en Silicon Valley. Ya no hay una ventaja socio-cultural, todos participamos al juego con las mismas reglas. Fascinante.

Es que que necesito un equipo y aquí en mi pueblo no hay recursos…

Y ¿quién te ha dicho que tu equipo va a estar viviendo en tu mismo pueblo? ¿Sabías que ya hemos pasado de ser 5 mil millones de personas que tenemos acceso al internet? De verdad me quieres decir que entre esas 5 mil millones de personas no encuentras a NADIE que te pueda ayudar? ¿Has buscado? O mejor aún -¿qué has hecho para que alguien te note y levante la mano con una propuesta de colaboración?

 

Hasta el argumento de no tener dinero para arrancar una startup ya empieza a valer cada vez menos. A parte de que el volumen de venture capital ha ido creciendo en los últimos años, en Estados Unidos así como a nivel global y en particular en mercados emergentes - es decir: hay cada vez más inversionistas apostando por emprendedores; cada vez más no es tan necesario tener dinero para arrancar un negocio. No digo para escalarlo y convertirlo en un unicornio global, ok, pero por lo menos para validar que el negocio tiene sentido de existir y hasta desarrollar la primera versión del producto. Es más: el 90% de las veces que alguien viene con un pitch deck pidiendo dinero justamente les enseño esto, que lo que necesitan no es dinero sino aprender cómo arrancar SIN dinero aprovechando todos los recursos que hoy en día tenemos - desde ejercicios de validación, herramientas o técnicas de prototipo rápido, plataformas e integraciones *as a service*, etc. ¡Hoy en día hasta está bien visto no tener ni oficina!

Levantar dinero para arrancar un negocio no es tan necesario como uno cree. Si no sabes emprender, tener más dinero va a ser que el fracaso duela aun más. Viceversa, he visto emprendedores lanzar negocios bien complicados literalmente desde cero, con las uñas, que han logrado lo que han logrado justamente por tener que buscarse la vida y usar la cabeza en vez que la cartera.

El verdadero reto del emprendimiento moderno

Ok, pero entonces si es tan fácil emprender, ¿por qué no somos todos millonarios? 🙂 (no solo eso, sino que el 90% de las startups fracasan) Porque le problema no es arrancar, sino crecer el negocio y ganar dinero con ello. El tema del marketing digital, si quieren, pero no solo. Volviendo al ejemplo del e-commerce, si ahora todos pueden fácilmente crear una marca de camisetas (con AI) y venderlas online sin barreras socio-económico-tecnológicas, el problema es ¿cómo me diferencio? ¿Por qué alguien debería de comprar mi camiseta en vez que la de los tropecientos vendedores de camisetas online? O mejor aún, ¿cómo lo hago para que alguien se entere de mi y de mis camisetas en un mercadillo (virtual) con millones de vendedores, todos gritando al mismo tiempo para atraer a los clientes? ¡Ese es el problema de emprender hoy en día! Aprender a destacar. Tener una buena idea ya no es suficiente, y tampoco lo es dar el primer paso. La ejecución de tu proyecto es igual de importante que la idea, sino más. Crear verdadero valor para tu cliente, algo que genere impacto real: “antes mi vida era triste y oscura, y desde que conocí tu producto no puedo vivir sin él” - esto es lo que quieres oír de tus clientes, lo que va a hacer que tu ‘camiseta’ venda más. Crear valor real y tener la capacidad de identificar a tus clientes (recuerda que tener el mejor producto del mundo no te sirve de nada si no sabes a quién venderlo, y cómo venderlo).

Emprender hoy

El emprendimiento, especialmente los negocios en línea, se ha convertido en un juego cada vez más justo. Si de verdad quieres armar tu compañía, este es el mejor momento en la historia hasta ahora para hacerlo. Se acabaron las excusas. ¡Qué gane el mejor!

 

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